Su cuerpo…(?), interrogación con tantos puntos como preguntas,
sólo responde a mis formas de flamenco en flor.
¿O no es su brazo mi propio cuello y su mano bailora el rostro propio?.
Alas que se baten cual flecos de amapola.
Cur-vas (y vienes) hacia (y desde) los celestes humedales.
Y ahí nace, claro, lo único humano:) la música, que hoy tiene forma de piernas de sirena.
Agua, sí. Pero no nada, anda. Agua. Pero no hay olas y sí oles.
Vuela otra canción. Ella, la flamenca, definitivamente no baila sola.
Juan Ballesteros Cid
“Un flamenco en desbandada.
Ilustración: Lol@ Beneytez
lunes, 13 de julio de 2009
Aflamenca2
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